el sentimiento de inexistencia

Les textes qui suivent ont été aimablement traduits par Millan Gonzalez
Cuatro alianzas para existir: el sentimiento de inexistencia
La nada, poco a poco, va extendiendo su imperio. Los despidos, los abandonos, las depresiones, la angustia terminan por fundirse en un inmenso sentimiento de inexistencia. Y es esto, precisamente, lo que nos permitirá existir.
Al principio está el sentimiento de inexistencia, que me revela que no existe nada. Pero, si no existe nada, todo es nada, todas las cosas son nadas. A menos que se esperen improbables anomalías que provocaran alguna existencia en una u otra nada, la única posibilidad de existir es situarse al límite de las nadas. Porque es muy necesario que las nadas se distingan para que en su límite común se produzca alguna cosa, como una diferencia. Ese es el sentido de nuestro amor por los confines, nuestra atracción hacia las orillas y de nuestro deseo por las pieles, las curvas y todas las superficies visibles.
Es en la nada donde todo se adivina, donde todo se diseña, donde todo se decide.

¿Es la existencia un camino al borde del infinito?

¿Por qué siempre hay alguien mirando al mar? ¿Por qué hay tantas avenidas, espigones, diques donde los transeúntes se cruzan al borde o bien se contentan con sentarse? ¿Por qué es tal el fervor por estos paseos al borde del agua?
Es una llamada hacia lo infinito, sin duda, pero una llamada que se contenta con el borde y su dulce protección. Porque el borde resulta muy discreto: nos brinda la vista y a la vez nos dispensa de partir. Hasta una tempestad es deliciosa desde allí. Ofrece el infinito como un espectáculo que no reviste ningún peligro salvo imaginarlo. Se puede elegir el borde para existir, ya que es el más seguro de los infinitos, el único que sentimos capaz de sobrevivir a todos los demás, como un puro trazado que nos eximiera de todo el resto.
Todo el arte del borde radica en ser una extremidad exenta de los dos mundos que separa. La orilla del agua no es del todo tierra ni del todo mar. Es el lugar por excelencia del transeúnte o, mejor dicho, del paseante: el que ha comprendido que la existencia es un juego, un paso a dos como en el ballet, un arte de no creer ni en el mundo ni en uno mismo.
Existir: la tarea es en vano, y carece propiamente de lugar, salvo que uno se convierta en paso, como alguien que vaga por el arenal en la orilla. Pasemos, seamos el tiempo al borde del agua, la trayectoria más que lenta, potente, que lo pone todo en trayectoria. Seamos este lento pasado del tiempo que escinde los espacios. El hombre es el único ser vivo capaz de pasear, de figurar, sin interés, como un tiempo puro. Seamos ese tiempo que lo inspira todo en tanto que expira. Sigamos la senda que se ausenta de todas las ausencias.
Para existir bastaría bordear la ilusión de existir, convertirse en un transeúnte, y este es todo el arte del que bordea el mar. No se duerme ni en la tierra ni en el mar. Está en vela. Recorre la orilla sin escoger, va bordeando tanto un infinito como el otro. Al hacerlo, no tiene que partir: en el fondo, se encuentra a sus anchas en la gran ruta humana, aquella que no lleva a ninguna parte. La orilla de los infinitos es la ruta que los rodea a todos y permite disfrutar de cada uno de ellos como un espectáculo tangible y ausente: a la vez de una proximidad inmediata, al alcance de la mano, y tan deliciosamente lejano como inaccesible. No estamos hechos para vivir más en lo finito que en lo infinito ni viceversa. Puede que la vida humana solo sea posible al borde del infinito.
Que solo seamos orilla, animal de límites, amante de los confines. ¿Sabremos vivir en la piel de las cosas, en la luz de los objetos, la silueta de las trayectorias? Nuestras caricias no abrazan sino la superficie del cuerpo. Seremos seres sin profundidad, orillas, bordes, enredaderas. Seremos hilos, orillas, senderos. Seamos obstinados, seamos poseídos. No hay nada más fino, quizá, que el camino de la existencia.
Jean-Paul Galibert (traduction de Millàn Gonzàlez)

25 thoughts on “el sentimiento de inexistencia

  1. “Ese es el sentido de nuestro amor por los confines, nuestra atracción hacia las orillas y de nuestro deseo por las pieles, las curvas y todas las superficies visibles.”.NICE!

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  2. Me gusta y me rebela.
    Creo que lo que vivimos toma la entidad de un hilo que se teje con las hebras de los demás y con los cordeles de todo aquello que nos interesa o nos llena. Así va creciendo la bufanda de la historia particular y tal vez la general.

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  3. Excelente y emotivo pensamiento que reconforta confirmar cuanto uno ha podido desvelar a lo largo del camino. En multitud de ocasiones me sorprende la similitud de pensamientos, sin referencia alguna, con textos que encuentro y leo. Un ejemplo, el pasado domingo reedité en uno de mis blog´s un post titulado “LA LUZ: ESENCIA EMOCIONAL” aquí: http://montejbquisiera.wordpress.com/2013/02/17/la-luz-esencia-emocional/ que en la esencia sería como el texto de Platón del Mito de la Caberna.

    Me complace agregar como favorito este blog que seguiré con atención y rebloguear según mi preferencia.

    Gracias por agregarme como seguidor de mi blog.

    Seguimos en contacto.

    Un cordial saludo.
    Juan bernardo montejb

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  4. Yo creo que hay cosas que nos atraen especialmente, quizás intentando darnos cuenta de la importancia que tienen en nuestro verdadero ser. El mar, el universo, los límites, algunos sonidos, algunas palabras que resuenan diferentes en nuestras mentes. Es posible que incluso puedan ejercer cierto poder hipnótico.
    Gracias 🙂

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  5. Buenas.

    Me ha resultado curioso encontrar esta entrada justo cuando trabajo en un texto sobre la percepcion de los limites personales y sus mutaciones atraves de las experiencias vitales.

    Muy interesantem si, pero demasiado denso para comentartelo sin una lectura algo mas pausada que la que he podido hacer en un descanso en el trabajo, jejeje.

    Volvere.

    Un saludo

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  6. La existencia vendría a conformarse por aquellas diferencias que nos unen. Así construye un perímetro de la existencia. Si nada existe, la inexistencia bien podría ser lo externo..
    M.

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  7. Bonjour Jean-Paul, quisiera agradecerle por su visita a mi blog ya hace algunas semanas. Y ahora me encuentro paseando por este su blog… =) Merci por su visita, jacob

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  8. Los psiquiatras alertan del síndrome del cadáver andante

    Y muchos de estos males surgen el día que somos conscientes de nuestra existencia y surge para nosotros inevitablemente la “muerte” como destino final, lo cual nos genera esa carga insoportable que es la “angustia existencial”.
    En realidad la ciencia tampoco ha resuelto aún absolutamente nada y aunque todavía nos sorprendemos por lo que sabemos de nuestro Universo, en realidad ni siquiera sabemos para que diablos existe y porque una pequeña parte de él (nosotros), ha tomado conciencia de si mismo para torturarse eternamente con la muerte de si mismo y la nada.
    Muchos usan como paliativo para esta angustia la religión (gran invento para contrarrestarla), otros el dinero, otros el sexo, las drogas, el consumismo, las ideologías y/o múltiples combinaciones de estas.

    https://ydequehablamosahora.wordpress.com/2016/02/05/los-psiquiatras-alertan-del-sindrome-del-cadaver-andante/

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